En 2022 publicaste La ciudad de los mil ojos que ocurría en Venecia, ahora en esta nueva historia viajamos a Viena, ¿cómo escoges los lugares donde se desarrollan tus novelas? ¿Cómo te documentas sobre ellos?
Con La ciudad de los mil ojos no tuve elección, porque la historia se me ocurrió durante un viaje a Venecia. Sí lo pensé más con Las tres despedidas de Georg Kahn; sabía que quería que fuese una ciudad emblemática y europea, y sabía que los protagonistas de la historia iban a ser artistas. Al principio valoré que fuesen músicos, y por eso pensé en Viena. Sin embargo, al leer sobre la ciudad y su historia, me llamaron la atención los muchos escritores que vivieron en ella, y por eso la ambienté en la Viena de finales del siglo XIX, y Hugo, el protagonista de la novela, quiere ser escritor. Para documentarme, en ambos casos, leí mucho sobre la historia de la ciudad y además me trasladé durante unos días (a Venecia y a Viena, respectivamente) para empaparme del ambiente, visitar museos para documentarme y escribir las primeras páginas. Eso fue un lujo para mí, poder arrancar la escritura en el mismo sitio en el que sucede la historia.
Esta novela, Las tres despedidas de George khan, combina el género histórico con el fantástico ¿cómo lo haces para obtener tan buenos resultados?
Me gusta la fantasía urbana porque permite que los elementos fantásticos se mezclen con la realidad, hasta resultar creíble a ojos de quien lo lee. Como lector, puedes imaginarte en ese universo, es una oportunidad para enlazar esa fantasía con tu propia cotidianeidad. La parte histórica requirió mucho más trabajo de documentación por mi parte, pero con la ayuda de libros, trabajos académicos (algunos sobre jardinería en Venecia y cocina típica de época), cartas y diarios (estos me ayudaron mucho a ambientar Las tres despedidas de Georg Kahn) y museos, una vez que me he hecho una idea clara de cómo era la realidad en los años en los que transcurren las novelas, solo tengo que añadir la fantasía, cuidando que sea coherente y verosímil en ese mundo. Creo que la fantasía, sobre todo en Las tres despedidas de Georg Kahn, aporta un valor simbólico muy potente.
¿Hay algún género narrativo que todavía no hayas utilizado y que te gustaría explorar? Explícanos el por qué.
Hace unos años decía que no me atrevía a escribir histórica porque requiere mucha documentación, ¡y fíjate, al final resulta que me gusta! Mi próxima novela, que estoy escribiendo ahora, tiende aún más hacia lo histórico, pero tengo que confesar que no he podido evitar introducir en ella también algo de fantasía. Y al margen completamente de esto, me gustaría algún día escribir una novela sobre una familia, que narre la vida de tres generaciones distintas y observe cómo afectan a sus miembros los cambios que tiene el mundo a su alrededor, la incomprensión de los mayores ante unos jóvenes que se mueven en un mundo muy distinto al de su infancia, y la de los pequeños que ignoran mucho de lo que han vivido sus padres y abuelos...
Podrías dar a los lectores tres razones por la que leer esta nueva novela.
Las tres despedidas de Georg Kahn está protagonizada por amantes de las letras y escrita para amantes de las letras; creo que cualquiera que se mueva en el mundo de los libros (como lector o de cualquier otra forma) podrá reconocerse en algunas de sus páginas. Es una novela que habla de la desigualdad y de lo que se puede hacer ante ella, de la vulnerabilidad y la necesidad de tener una red de personas alrededor, de los sueños y las ambiciones. Y finalmente, es una historia de amor en la que sumergirse leyendo el diario del protagonista, Hugo, que muestra todo su mundo con la honestidad, el humor y la sencillez con la que uno escribe para sí mismo.
¿Estás pensando en escribir alguna otra historia? ¿Qué otros proyectos tienes en mente?
Estoy escribiendo una novela pausada, un poco poética, a la vez llena de melancolía y de una intensa esperanza. Es una de esas historias que fluyen, y estoy disfrutando mucho del proceso de escritura. Además, tengo otros proyectos en mente, uno de los cuales también transcurre en una ciudad, aunque esta vez no es Viena ni Venecia, sino una tercera... ¡y hasta aquí puedo contar!